No más tutorías improvisadas
- Ainhoa dlo
- 1 ago
- 3 Min. de lectura
Las tutorías con familias son mucho más que reuniones formales: son oportunidades para construir puentes, establecer alianzas y acompañar verdaderamente el desarrollo académico, personal y emocional de nuestros alumnos. Pero para que estas entrevistas sean eficaces, deben estar bien preparadas, estructuradas y guiadas desde el respeto mutuo y la confianza.
A continuación, comparto algunas claves, reflexiones y ejemplos para llevar tutorías que realmente impacten en el bienestar y progreso de nuestros estudiantes.
1. La tutoría comienza antes de sentarte con la familia
Conocer al alumno, observarlo en distintos contextos, hablar con otros docentes, revisar el expediente académico y rescatar información de años anteriores son pasos clave.
💡 “Sin información previa, no hay tutoría con sentido.”
2. Las reuniones de inicio de curso: una base sólida
Sinceramente creo que esta reunión grupal con todas las familias es fundamental. Es el momento ideal para explicar:
Cómo vamos a trabajar en el aula (rutinas, normas, materiales)
Qué esperamos de los alumnos a nivel académico, compromiso, responsabilidad, autonomía...
Cómo pueden las familias acompañar desde casa sin hacer el trabajo por ellos
Qué vías de comunicación se usarán y con qué frecuencia.
Es en esta reunión es dónde explico visualmente mi forma de trabajar y presento los objetivos que pretendo lograr con sus hijos/as para que se sumen a colaborar.
3. Durante la tutoría: lenguaje claro, mirada amplia
Cuando llega el momento de sentarse con la familia, es importante:
Comenzar con aspectos positivos
Nombrar las dificultades desde lo que se observa, no desde juicios personales
Proponer estrategias concretas y conjuntas
Escuchar y valorar lo que aporta la familia
Terminar con acuerdos y un plan de seguimiento
Todo ello, es recomendable registrarlo de forma clara.

4. ¿Cómo deben acompañar las familias desde casa?
Este aspecto suelo abarcarlo en la reunión de principio de curso y tiendo a comunicarlo en la mayoría de las tutorías. Es sumamente importante que se comprenda que "Acompañar no es hacer por ellos". Acompañar es dar herramientas, crear hábitos y ceder responsabilidades poco a poco. Aquí van algunos consejos que suelo compartir con las familias:
Revisar la agenda con ellos, no por ellos.
Que sean ellos quienes preparen su mochila y ropa del día siguiente.
Supervisar la presentación de trabajos y cuadernos.
No hacer tareas o trabajos, pero sí facilitar simulacros o técnicas de repaso.
Enseñar a reflexionar antes y después de una prueba: qué espero, qué aprendí, qué haré diferente.
Hacer que los alumnos lleven sus errores anotados, no solo las notas.
📝 “El objetivo no es que dependan de nosotros, sino que aprendan a depender de sí mismos.”
5. El cierre: siempre con acuerdos claros
Una tutoría no debe terminar sin un resumen final y acciones concretas. Puede ser un breve documento, un correo o simplemente una recapitulación oral. Lo importante es dejar claro:
Qué se ha hablado
Qué hará la familia
Qué hará el centro
Cuándo se volverá a valorar
Conclusión: creer en cada alumno y caminar con su familia
Cada tutoría es una oportunidad para crecer juntos. No siempre es fácil. Habrá conversaciones difíciles, puntos de vista distintos y momentos incómodos. Pero si se cultiva el respeto, la escucha activa y el objetivo común (el bienestar del niño o niña), siempre hay camino.
💬 ¿Y tú?
¿Qué estrategias usas en tus tutorías? ¿Qué retos has vivido al hablar con familias? Me encantaría leerte en los comentarios.
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